Le Reine de la nuit / 7

Capitulo 3 : Unos abrazos deberían durar siempre




Iba a deshacer la cama cuando a mis espaldas la escuche.

-Padre. 

Me quede paralizado sin atreverme a dar la vuelta para mirarla a los ojos pero lo hice , me volví y ahí estaba, con un vestido rosa y unas tirantes finos, sonriéndome de oreja a oreja mientras me miraba con ojos emocionados. 
-Rossena ¿eres tu? - me restregué los ojos para asegurarme de que no estaba atrapado en un maravilloso sueño . Mi deseo cumplido tener a mi pequeña delante de mis ojos , echa una mujer y tan parecida a su madre. Varias lagrimas amenazaban para brotar y volví a restregarme los ojos. 
- Papa, soy real - se puso de rodillas para estar a mi altura y cogió mis manos entre las suyas para acercarlas a su rostro invitándome a que lo comprobara - Asegúrate por ti mismo.
Con los dedos temblorosos recorrí con las yemas cada detalle de su bonito rostro y ya con los ojos nublados por las lagrimas atrape entre mis dedos un mechón, ondulado, de color azabache. Ella seguía sonriendo y sus manos seguían sosteniendo las mías. 
- No sabes cuanto he soñado tantas veces de que volvería a verte. Y, por fin, te tengo aquí- le estreche fuertemente entres mis brazos y ella me recibió rápidamente. No dudaba de que fuera mi pequeña, la reconocería aunque hubiera pasado 100 años. 
-Tu princesa ya esta aquí, Papa- susurro con la cabeza en mi pecho y por los temblores de su cuerpo supe que gimoteaba en silencio. Antes de darle un beso en la cabeza a mi hija , levante la mirada en busca de ese chico que me la trajo de vuelta. Estaba a punto de abandonar la habitación cuando lo retuve con mis palabras.
-Muchísimas gracias ¿ Como debería agradecértelo?
Giro la cabeza, aun lado, para mirarme con unos ojos castaños brillantes y una ancha sonrisa que suavizaba sus rasgos del rostro volviéndolo aun mas hermoso
- No hay de que, Gregorio. Con este bonito rencuentro ya me lo habéis agradecido.
Dicho esto, tu padre, salio sin hacer ruido y cerro la puerta. 
Nos quedamos abrazados, no quería soltarla por miedo de volver a perderla, quería retener mas ese momento. >>
- Cariño, cierra la ventana. Esta empezando a refrescar. - mi abuelo había posado las manos en la ruedas. Sabia que tenia la intención de dejar el relato e irse a dormir. Bostezamos al unisono.
-Sigue contándome, abuelo. ¿Mi padre como lo hizo? - pregunte aun asombrada de que mi padre hubiera participado a que ese reencuentro hubiera pasado, sabia que aun no tendría la respuesta pero de todas formas había que intentar que se quedara, quería vivir los recuerdos de mi abuelo y a través de ellos saber como era mi madre - No me dejes a medias.
-Es tardísimo.Mañana te seguiré contando, querida. - ya estaba cerca de la puerta y no le quedaba ni un minuto por atraversalo y salir al pasillo - Buenas noches y cierra la ventana, que no me gustaría que por mi culpa amanezcas enferma.

-Si... Buenas noches.
Eran las 3:00 de la madrugada. Menos mal que era Sábado sino lo tendría crudo para madrugar para el instituto. Me frote las manos, pues si que hacia frió. Así que con toda la pereza del mundo me levante de la cama y fui a cerrar la ventana. Pero, de repente, acostumbrando a mis ojos a la oscuridad de la noche, me dio la impresión de ver unos ojos rojos mirándome a través de la ventana. Me recorrió un escalofrió y pose mi mirada hacia la salida de mi habitación pero cuando la pose, de nuevo, a la ventana ya no estaban. Me restregué los ojos , la mente te hace malas pasadas cuando estas cansada. Corrí, cerré la ventana y baje la persiana. 

Había amanecido lo pude sentir no porque los rayos de sol se me hubieran filtrado por la ventana , ya que estaba la persiana bajada, sino por los gritos de mi padre que tenia con mi abuelo. 
-¡ESTAS LOCO! ¡POR POCO TE MATAS! 
Me estire en la cama y oscuras me dirigí abrir la ventana. Consulte el reloj de mi mesita de noche que tenia forma de una rosa.
-¡La 1! 
Los gritos aun seguían y mi abuelo , una de dos, o estaba hablando flojo casi para su camisa o no le estaba contestando. Efectivamente era lo segundo, cuando baje la escalera y me asome por la puerta de la cocina , lo vi preparando tres vasos que se ve que los había cogido del lavavajillas e iba al frigorífico para intentar coger el cartón de leche, mientras mi padre le seguía echando la bronca. 
-¡TE ESTOY HABLANDO! ¡¿EN QUE ESTABAS PENSANDO!? - mi padre tenia los brazos cruzados y el rostro descompuesto, se ve que algo había echo mi abuelo para que tuviera esa cara de susto.
-Soy mayorcito para darte explicaciones - le dio una seca contestación y siguió tranquilamente moviendo su silla de ruedas, abrió el frigorífico y yo fui a bajarle el cartón de leche, que no iba a poder alcanzarlo.
-¿Que ha pasado, Papa?
-¡DARME UN SUSTO DE MUERTE! ¡ ESO ES LO QUE HA ECHO! - seguía con la misma posición y volvió a mirar a mi abuelo fulminándolo - vamos, Gregorio,dile a tu nieta cual era tu intención esta mañana.
Mi abuelo me dio las gracias cuando le di el cartón de leche y nos dio la espalda a los dos dispuesto a echar la leche en los vasos.
-Bajar las escaleras, no es un delito para que te pongas así - con un buen pulso fue rellenando los vasos y yo me quede con la cara atónita.
-Abuelo, sabes que es peligrosa, vas con silla de ruedas y tienes que bajar con ayuda.
-Recuerda que no tiene frenos y cuando te he visto a mitad de escalera.... - mi padre se paso una mano por la frente y suspiro. 
-Puedo valerme por mi mismo, no ha sido difícil ir bajándolas con cuidado, no quiero ser un estorbo por una noche que paso con vosotros ... - cogió los vasos y los metió en el microondas - ¿hoy, comeremos bastante tarde o me vuelvo a mi residencia?
Me fije que los únicos que íbamos con pijama era mi abuelo que llevaba el pantalón de rayas,azules,largo pero una camisa casual de cuadros, pequeños, violeta y yo entera de pijama, de verano, con ridículas flores rosas. Mi padre se había sentado y su rostro había pasado de estar tenso a relajado, había hundido los hombros y su espalda la había poyado en el respaldo.A pesar de tener unos cuarenta y dos, seguía manteniéndose en forma con el mismo cuerpo delgado y  los brazos moldeados pero no musculosos como los tuvo mi abuelo a su edad.
-Eso no tienes ni que preguntarlo. Te va a sonar extraño pero... - hizo una pausa porque lo que iba a decir le costaba admitirlo -  me agrada que estés en casa.



EL SILENCIO

siempre es la mejor trampa

"Solo hay un lugar donde puedes verme a solas ¿Quieres que te lo diga?"